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22.10.11

Algo huele a podrido en el Bajo Guadalentín

Murcia no necesita inversores extranjeros para desmantelar nuestro patrimonio natural y crear puestos de trabajo precarios, por no llamarlos directamente “trabajos basura”. Murcia no necesita más pan y circo. Murcia no necesita parques temáticos absurdos, que sólo sirven para que la oligarquía local se enriquezca a base de corruptelas urbanísticas, y para que el pueblo murciano se distraiga del verdadero problema que nos amenaza: la dictadura de los mercados. No necesitamos que los murcianos se embrutezcan con sugestivas promesas de prosperidad y prosaicos modos de entretenimiento. Que las hienas se vayan con su dinero a especular a otra parte.

Murcia necesita inversiones serias para crear empleo de calidad en los diferentes sectores públicos. Porque los beneficios de este aborto neoliberal que tienen en mente las mentes preclaras que dirigen nuestra comunidad irán a parar, en su mayor parte, a manos privadas. Los murcianos no veremos nada más que las limosnas que nos puedan dejar los turistas que haya por alrededor, si es que viene alguno. Porque casi todo el dinero se concentrará en los centros de restauración y servicios que estén dispuestos dentro del parque. ¿O es que se piensa que van a ir al pueblo de Alhama a consumir? Este parque será como ir a un resort: entras y de allí no sales hasta que te no te hayas gastado el último céntimo de euro en chorradas de plástico importadas de China, que encandilan a nuestros infantes y púberes, con sus vivos y llamativos colores, sabores y texturas.

Pero qué se puede esperar de una población que se encomienda cada cuatro años a un partido que ha estado por la labor de crear una burbuja inmobiliaria que ha provocado un descalabro económico a nivel mundial y que el precio de la vivienda esté tan alto en este país que la gente no pueda acceder a ella, saltándose a la torera el artículo número 47 de la Constitución Española de 1978. O que es mejor apoyar una guerra ilegal, no ratificada por la ONU para invadir el mayor criadero de opio del mundo (Afganistán) y expoliar una de las reservas más grandes de petróleo de oriente próximo (Irak).

Y la gente recibe a los inversores con alegría, como en la obra de Berlanga. “Esto creará trabajo; será una maravillosa oportunidad de expansión, una catapulta a la fama turística de la región”, dicen los ilusos, que reciben con algarabía inusitada el vídeo promocional de este engendro faraónico. No se dan cuenta de que están abonando el terreno para que se instalen galeras en nuestra tierra; para que un batallón de "seiscentoseuristas" se aliene al ritmo de los tambores y las cadenas. ¡Qué gran idea hacer pasar penurias y carestías al pueblo para luego hacerle tragar toda clase de porquerías! ¡Qué bien estudiado tienen los apóstoles del neoliberalismo el síndrome de Estocolmo!

Yo les digo a todos ellos: Vuestras esperanzas son en exceso peregrinas. Equiparables a confiar en que el aparato vibrador que os ofertan en la teletienda realmente os ayudará a reducir el abdomen. Os quieren vender, y vosotros andáis prestos a comprarles, la imagen de una arcadia feliz, donde el dinero aflorará entre los adoquines, y todo será tan maravilloso e idílico como nunca lo fue antes. 
También hubo en su día un megaproyecto urbanístico entorno a la Nueva Condomina. Y ahora por haber hay un edificio blanco y verde aislado de todo y de todos. Eso es lo que queda del megaproyecto, amén de un estadio de fútbol asediado por las irregularidades con el Ayuntamiento, y multitud de negocios arruinados; cientos de personas trabajando a destajo, sin pagarle horas extraordinarias, y cobrando una miseria, pudiendo ser indemnizados con otra si los despiden. ¿Ese es el futuro que queréis para vuestros hijos? No, ¿verdad? porque sois tan ingenuos que pensáis que allí sólo trabajará la chusma sin estudios, que casualmente no será de vuestra familia. Serán "los otros". Cuando sea vuestro hijo o hija la que trabaje ocho horas en un McDonald’s o en un H&M y los despidan a las primeras de cambio en cuanto la cosa se tuerza un poco, entonces lloraréis.

No confundamos el culo con las témporas. Seamos inteligentes. No se trata de echar por tierra cada inversión privada que se proyecte en nuestra región. Se trata de impedir "malas inversiones", como esta. Estos parques temáticos han resultado ser, si repasamos sus cifras históricas, un fiasco de negocio. Y más si tenemos en cuenta que ahora mismo la demanda de consumo es paupérrima a causa de una crisis sistémica a nivel mundial. Hacer un parque de estas dimensiones, con semejantes proyectos de infraestructuras adosados a él, es tirar el dinero por el retrete. ¿De verdad se piensa que acudirá gente del extranjero a visitar este complejo cutre y hortera? Antes se irán a Disneyland Paris, o a Port Aventura, que están mucho más consolidados. Hay exceso de oferta de parques temáticos para tan poca demanda en la zona de Levante. Pero no,  claaaroo... es mejor irse a pasar el día en este complejo de ocio, que tener hospitales, escuelas infantiles y bibliotecas públicas... claro. Es mejor dejar de ofrecer ofertas de empleo público a opositores y asignar ayudas de dinero público para que el parque de los cojones funcione. 

Empiezo a pensar que lo peor de Murcia… ¡son los murcianos!
 
Manuel G. Sesma

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